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Pesadumbre

“A veces llega un momento en que te haces viejo de repente / sin arrugas en la frente pero con ganas de morir”. Así comienza “La senda del tiempo”, una ya vieja balada de los Celtas Cortos que me ha venido a la memoria pues bien podría servir como lema o leitmotiv de Lastre, el último libro del poeta pacense José Manuel Vivas. La diferencia es que en el tema de los Celtas Cortos esa vejez sobrevenida y repentina es pasajera, de quita y pon, una vejez de juventud fruto del desamor y de un cierto desencanto con el mundo, una vejez de las que se curan con el tiempo, con una nueva canción o un nuevo enamoramiento, mientras que la vejez de la que José Manuel Vivas nos habla en sus poemas es una vejez definitiva, irremediable, que admite, como mucho, unas suturas –por utilizar un término recurrente en el poemario– que no van, en modo alguno, a cerrar, al final, la herida.

Lastre nos habla de esa etapa en que la vida se vuelve onerosa, en que los días pesan y se hacen largos, en que, paradójicamente, la existencia –“este ínfimo pasaje compartido, / entre la frágil luz de las placentas / y la inhóspita sombra de los féretros”, como describe en el revelador poema “Senectud prematura”– parece haber pasado en un vuelo y no parece existir otra perspectiva ni otro futuro que la muerte, y en ese sentido, el poema “En paciente espera” comienza diciendo “yo espero / la muerte y poco más. / La vida y su fulgor / dormitan ya / en los manuales del olvido”, y cuando el poeta –o la voz poética, que bien podría ser la del anciano que ilustra la portada ilustrada por Verónica Bueno– piensa en el futuro, en el titulado, precisamente, “El Futuro”, concluye fatídico, “No me alcanza el calendario / para futuros imperfectos, / ni tengo la intención de llegar allí / antes que mi mortaja”.

lastreEn un poemario en que la vida es un lastre y cuyo horizonte final no es otro que la muerte el tono tiene que ser, necesariamente, grave, de pesadumbre, una pesadumbre que se manifiesta, desde luego, en el entorno –los cielos son plomizos, los días son de ruina, amanece de continuo gris–, pero que se hace sobre todo evidente (podríamos decir que se hace carne) en el propio cuerpo del poeta, que se muestra pesado y torpe –“Pesan estas manos de frágiles huesos. // Empujo estas piernas que no cejan / en su andar pausado / y su peregrinaje exhausto”, dice, por ejemplo, en el poema “Balance”– y que presenta numerosos y crecientes signos de ruina, una idea recurrente esta, la de la ruina, que enlaza la decrepitud con la semántica del derrumbe – “El andamiaje de estos huesos / empieza de descerrajarse, / a rendirse ante la carcoma del tiempo”, dicen varios versos de “Cuerpo en fuga”–, con la idea de escombros, de polvo, de desplome, pero también, en algunas ocasiones, siguiendo una línea de imágenes relacionadas con una cierta fatalidad inmobiliaria, con la idea de desahucio, de desalojo – “este cuerpo en desalojo”, dice, precisamente, en “Declaración de amor importuno”–, que implica, a fin de cuentas, la necesidad última de la marcha, del abandono.

Como podrán deducir de todo lo dicho, Lastre no es, desde luego, un libro amable, pero sí es un libro hermoso, hermoso en su esfuerzo por dibujar con palabras esa etapa dura de la vida, pero también en la decisión de abordarla, además, desde otras perspectivas, desde otras artes, y me refiero a las ilustraciones que pueblan el libro, obra de Verónica e Isidro Bueno, ejecutadas muchas de ellas con la técnica del collage y que tratan de hacer visible, por medio de imágenes, la misma desazón, la misma desesperanza, la misma grisura cotidiana que José Manuel Vivas trata de retratar en sus poemas, poemas duros, pero hermosos, que ustedes tendrán ocasión de escuchar, de su propia voz, el próximo viernes, 20 de enero, a las 20:00 horas, en la Sala de Artesonado del Centro Cultural “Las Claras” si se animan a acompañarnos en la presentación del libro.

Lastre

José Manuel Vivas

Ilustraciones de Verónica e Isidro Bueno

Fundación CB

Publicado el 13 de enero de 2017

Lee más de la columna Con VE de libro de Juan Ramón Santos

2 comentarios
  1. Muchas gracias Juan Ramón por este resumen tan certero como acertado de mi poemario. Espero y deseo que los próximos lectores y lectoras encuentren en él algo que llegue más allá de la pesadumbre de los finales… la esencia de haber vivido tanto y suficiente… Un abrazo.

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