A mitad de septiembre, para celebrar el 30 aniversario de nuestra boda en Ibiza (“Como han pasado los años…” que canta el amigo Diango), nos fuimos una semana a la pitiusa mayor rememorando aquella década prodigiosa de los 80, que viví a todo trapo, ejerciendo el periodismo.
No voy a caer en la tentación de que aquella época, comparada con el cuarto de siglo que llevamos en La Vera, fue mejor. Son historias distintas, tanto por la idiosincrasia de cada lugar y su gente como por las épocas diversas como es razonable deducir. Y todo esto sin animosidad alguna sino por la simple y sorprendente constatación. Las comparaciones son siempre odiosas. Sobre todo si están dominadas por la añoranza, mucho más por la malicia.
Pero sí nos cernimos al ”ahora”, destaca en general la diferencia de una Ibiza, siempre de belleza exótica rodeada de mar, comparada con aquella mi estancia de los 80 y con mi paisaje de La Vera. En Ibiza prima el bullicio, la masificación y el ruido. La prensa local se pregunta hasta dónde puede ser habitable una isla que supera y satura el vaso de su capacidad, a tope incluso en este mes de septiembre.
Claro que eso es para un turista de “a pie” porque los de “pasta”, no tienen problemas. Justin Bieber ha alquilado la isla de Tagomago (600.000 metros cuadrados de arbustos, piedras y playas) a unos mil metros de Ibiza, propiedad de Matthias Khun, pareja habitual de Norma Duval. Una villa en las alturas del islote, que consta de cinco suites con camas de lujo y paredes acristaladas abiertas al mar, piscina, jacuzzi, etc. Por 150.000 euros semanales… Pero éste es otro cantar. Lo que mastica el personal es la masificación.
Si comparamos esa masificación con la serenidad y belleza natural de nuestro entorno, es comprensible que hoy por hoy nuestra balanza se incline por el espacio de nuestra comarca, con su sierra azulada y en parte nevada, sus gargantas de agua transparente supliendo la carencia del mar, y el silencio del entorno.
Con esto, yo que me he desvivido por la isla, me decanto también ahora por mi pequeña patria y la riqueza que nos rodea alzando picas para que no la perdamos por la masificación, por la falta de respeto a nuestra naturaleza, a nuestros monumentos y a nuestras tranquilas poblaciones…
Octubre, metidos ya de lleno en el otoño, con un turismo más racional, nos invita a reflexionar y programar a la luz de esta consideración nuestra oferta, al mismo tiempo que participamos en los diversos eventos de la comarca: sus tradicionales fiestas, sus actividades socioculturales, (los conciertos del Emperador en Yuste..) sus diversas muestras y exposiciones… ¡Buen otoño!
Publicado: 26 de septiembre de 2016
