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Diario de un aprendizaje

Hace poco más de dos años nació Francisco, el primer hijo de mi amigo Fran Rodríguez Criado. A las dos horas de nacer le diagnosticaron síndrome de Down y a su padre, como es natural, se le vino el mundo encima. Los primeros fueron, claro, días difíciles, oscuros, confusos,y como mi amigo Fran es escritor (y un buen escritor, dicho sea de paso), no encontró mejor remedio para exorcizar sus miedos y tratar de poner en orden sus ideas que sentarse a escribir. De ese ejercicio de escritura casi terapéutico fueron surgiendo entradas que comenzó a colgar en su blog dentro de una sección que enseguida tituló “El diario Down”. En ella pudimos seguir -de lejos, de cerca- la evolución del pequeño Francisco, que, además, tuvo que enfrentarse a los pocos meses de vida a una delicada operación a corazón abierto, pero también la de su padre, Fran, contada también, por él mismo, a corazón abierto.

Esas entradas de blog han sido ahora cuidadosa, cariñosamente reunidas en El diario Down, el primer libro de una novísima editorial, Ediciones Tolstoievski, de Alicante, un libro emocionante, enormemente intenso, que combina entradas, o capítulos, duros, tristes, difíciles, como los de los primeros días tras el nacimiento del bebé, las visitas médicas o la operación, con otros absolutamente cotidianos -paseos con el perro o compras en el supermercado- inundados por una reconfortante calma chicha que van mostrando la tránsito del autor, del padre, desde la frustración inicial hasta el más rotundo enamoramiento de Chico, desde la sensación de vacío hasta una suerte de plenitud final que no es, ni de lejos, una plenitud ciega y bobalicona, de telefilme, sino -si puede llamarse así- una plenitud real, aferrada a la vida, fruto de mucho esfuerzo y mucho cansancio y de empeñarse, contra viento y marea, en formar una familia y en que las cosas salgan adelante.

“Lo primero que tengo que admitir es que esta no es una publicación de autoayuda. No se trata de material escrito con objeto de insuflar positivismo a los familiares de las personas con trisomía del par 21. No es expresamente un canto a la vida ni un monumento al valor humano. En realidad, no son sino palabras desnudas esbozadas aquí y allá, casi nada”, dice Fran en uno de los primeros capítulos del libro, pero les puedo asegurar que sus palabras no son, ni de lejos, “casi nada”, lo mismo que les puedo asegurar que, aunque Fran no se considere un héroe -“solo soy un hombre como otro cualquiera, un padre desabrigado, un alma abierta en canal ante la mirada de algunos curiosos que examinan mis vísceras al leer estas palabras”- lo es en buena medida, o que es, al menos, el tipo de héroe que, al final, a mí más me interesa, el héroe secreto, callado, doméstico, capaz de abrirse camino superando dificultades con más miedos y dudas que superpoderes.

El diario Down es, en su pequeñez (es un libro delgado, de poco más de cien páginas y está escrito con sencillez, con sinceridad, sin alharacas ni fuegos de artificio), un libro grande que, paradójicamente y a pesar de su título, tiene mucho de diario up, pues página tras página uno va viendo cómo sus protagonistas, Chico, Fran, su mujer (a la que en todo momento se refiere como Madre Coraje, con lo que yo no voy a andar cambiándole el nombre) y, hacia el final del libro, el recién llegado, Mario, van creciendo, van haciéndose grandes, moralmente grandes -podríamos decir-, haciéndole sentir a uno cada vez más pequeño y limitado, y les aseguro que es un placer, un placer que no deben perderse (lean, sin dudarlo, El diario Down), verlos alejarse, ya enormes, después de tantas dificultades, en el último capítulo, rumbo a Galicia, en un coche abarrotado de aperos infantiles, con el padre de los nervios y la madre tratando de aplacárselos, instalados en esa feliz, aunque a veces desesperante, normalidad familiar que con tanto trabajo han logrado alcanzar.

Diario de Down Francisco Rodríguez

 

 

 

El diario Down

Francisco Rodríguez Criado

Ediciones Tolstoievski

8,99 euros

 

Publicado: 18 de marzo de 2016

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